sábado, 18 de abril de 2009

BAJO UN CIELO DE ESTRELLAS (001)

Las luces de las farolas iluminaban la habitación, proyectando un juego de luces y sombras sobre el blanco techo que dibujaban figuras en movimiento, como si de un teatro chinesco se tratara.
Ella empezó a prestarles atención y con ello olvidó lo que quería indagar.

Su mente vagó recordando momentos dulces en que Amanda la había amado. Había sido la amiga deseada.

Aquella noche, en las fiestas del pueblo, se había propiciado dormir con ella.

Se suponía que la amistad de mujeres hacía de ese compartir lecho algo que no estaba mal visto.
El mundo pueril que las rodeaba no concebía que entre ellas pasara nada.
No hubiera sido lo mismo si se hubiera tratado de un él.
Esa sociedad pecata velaba por la virginidad.
El placer era sinónimo de vicio y pecado.
Aún hoy hay quien quiere aplicar ese candado y se olvida que no hay retroceso. La libertad es un bien ganado, nunca se vuelve atrás.
Ese entorno no concebiría nunca algo semejante. Ahora es bien distinto.

Recuerda una película que viera en Madrid, en aquellos encuentros de mujeres.
Entonces sabía que podía perder el norte.
Dos mujeres juntas, ¿serán amantes?

Nunca antes se le hubiera ocurrido, ahora sabe.

Divaga su mente, llevándola por rincones, hace tiempo, dejados de lado.
¿Cómo ocurrió tal cosa?
Hubo un texto que cerró, cuando le espetó en la cara la tan temida confirmación de que lo que no se asume acaba apropiándose de la propia acción de pensar.
No es necesaria la represión externa, la interna juega las bazas que refuerzan.
Entonces aún estaba a tiempo de cambiar las cosas, peo no supo o se dejó ir.


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